Los 8 años de Empanacombi

Por Carlos Sánchez.

Es un año peculiar para Empanacombi, casi no la contamos. Esta semana nuestra empresa social ha cumplido 8 años en el mercado. Son 8 años llevando sabor y calidad, experiencias únicas y un mensaje inclusivo a nuestra sociedad. Quisiera repasar aquellos hitos que hoy nos hacen sentir orgullosos y nos motivan a seguir dando más en esta ardua pero feliz tarea de ser una empresa con impacto hacia la población con discapacidad.

1. Un inicio apasionado: Cynthia Rodríguez despertó un día y decidió convertir su indignación en acción. Su hermana Nataly, con Síndrome de Down, no encontraba trabajo debido a su condición. Eso llevó a Cynthia a idear un modelo de negocio culinario en el que Nataly y otras personas como ella se puedan desarrollar, alcanzar autonomía y tener un trabajo y salario digno. Un foodtruck es lo más viable en términos financieros, pensó. ¿El nombre? Vamos a vender empanadas en una combi, pues Empanacombi. Así fue como Nataly tuvo su primer trabajo a los 25 años.

2. Una idea disruptiva: No pocas personas y organizaciones vieron en el modelo de negocio inclusivo un proyecto que podía marcar la diferencia. Empezamos a compartirlo en empresas, universidades y medios. Por entonces, la Fundación Romero estaba otorgando capital semilla para proyectos innovadores, postulamos y ganamos el premio ‘Para Quitarse el Sombrero’. Este reconocimiento, además de otorgarnos capital para crecer, nos animó mucho porque validaba lo que veníamos haciendo. Gracias a ese fondo abrimos nuestro foodstand en Open La Marina (que pueden visitar hoy en Av. La Marina 2355, San Miguel).

Nataly y su primer trabajo.

3. La sociedad: Conocí a Cynthia en una cena con amigos, no tardamos mucho para hablar de negocios. Yo trabajaba para el MEF y asesoraba MyPES en temas comerciales y de marketing, y ella había creado una empresa inclusiva. Algo en su discurso me conmovió para siempre, más allá de su profesionalismo, su vocación por la justicia termino por convencerme de ofrecer mis servicios ad-honorem. He tenido algunos negocios (unos prosperaron, otros fracasaron rotundamente) y siempre dividía mi tiempo en voluntariados por la niñez, la educación y la política. Leía a un tal Muhammad Yunus esbozar un concepto de ’empresa social’ que me parecía lejano, aunque sumamente atractivo y necesario para un país como el nuestro. Empanacombi era el equilibrio perfecto entre hacer negocios e impactar a una población vulnerable, se hizo irresistible para mi involucrarme. Un año después invertí mi dinero, mis conocimientos y finalmente mi vida por esta empresa… y por Cynthia, fue irremediable, muchos años después, casarme con mi socia, la persona que más admiro, mi media empanada.

4. Cocinas Abiertas: Ya en el cuarto año -habiendo empleado a varias decenas de personas con discapacidad-, notamos que lo que hacíamos era más que vender comida. Habíamos construido una cocina inclusiva: realizábamos constantes adaptaciones respetando sus diagnósticos. Era un espacio accesible, amigable y estimulante, una cocina que les abría las puertas. Creamos Cocinas Abiertas, una plataforma que involucra el diseño inclusivo para generar más oportunidades para personas con discapacidad en la industria gastronómica. Postulamos el proyecto a Start Up Perú y ganamos. Con los fondos pudimos reunir un equipo multidisciplinario e incrementar la inclusividad de nuestro espacio de 56% a 83%.

Una de las 4 Misturas que fuimos invitados.

5. Los grandes clientes: Diversificamos nuestra oferta para vender a tiendas que ampliarían nuestro mercado respetando siempre la artesanalidad que nos identifica. Repsol apostó por nuestros productos y nuestra visión inclusiva. Primero fueron tres estaciones de servicio, luego cinco… hoy estamos en 78 de sus tiendas en Lima Metropolitana. También se incorporaron a nuestra cartera distintas cafeterías gourmet, restaurantes, fuentes de soda, etc. En algún momento llegamos a repartir a más de 100 tiendas en todo Lima. Consolidamos la logística. Por otro lado, lanzamos nuestro canal de Catering Con Propósito en el que nuestro personal, además de preparar la comida, la servía. Entrenamos mozos y meseras con discapacidad. Muchas empresas vieron que nuestro servicio genera valor a sus eventos y los trabajadores se llevaban una experiencia inolvidable y reflexiva. Este año lo teníamos cerrado de eventos…

6. Cruzamos el charco: Nuestro modelo inclusivo obtuvo distintos reconocimientos. Por entonces estábamos fundando la Red Peruana de Empresas y Discapacidad junto a 4 grandes empresas comprometidas con la inclusión laboral y nuestras primeras reuniones se llevaban a cabo en la OIT. Fueron ellos quienes decidieron que representáramos al Perú en la Red Mundial de Empresas y Discapacidad en su sede principal en Ginebra (Suiza). Representábamos a una MyPE que exponía sobre cómo hacer inclusión a grandes corporaciones mundiales. Dos años después la organización Humanité & Inclusion nos invitó, también como representantes peruanos, a una Cumbre celebrada en Paris (Francia) para exponer sobre cómo las MyPEs impactan con la generación de empleo a personas con discapacidad en Latinoamérica. Conocimos al senador Tom Harkin (USA) y firmamos alianzas con empresas en Francia, India y Estados Unidos. Nuestro sueño que empezó con una combi peruana con mucha personalidad había cruzado el charco.

En Paris con Tom Harkin.

7: El crecimiento: El año pasado nuestras ventas habían crecido 28% respecto del 2018, y este año nuestras proyecciones eran de 32%. El 2020 íbamos a lanzar una segunda marca (totalmente enfocada en el servicio corporativo), íbamos a abrir 2 tiendas más en Miraflores y Lima Norte, e íbamos a fundar un taller formativo para cocineros con discapacidad auditiva e intelectual. En suma, tendríamos 5 empleados con discapacidad adicionales y 30 jóvenes con discapacidad formados para el trabajo. A través de un convenio con la PUCP e Innóvate Perú íbamos a culminar el prototipo de un dispositivo que nos permitiría empezar a vender la solución de Cocinas Abiertas a otros negocios culinarios para multiplicar el impacto inclusivo. 2020 era nuestro año… o eso pensábamos.

8: La pandemia: El 15 de marzo a las 11:30 p.m., ya enterados de las restricciones por cuarentena, manejé hacia nuestro foodstand de Open La Marina. Tenía que rescatar los alimentos y almacenarlos en los equipos fríos de nuestra planta. La vendedora se quedó conmigo, desinstalando todo, intentando salvarlo todo. ‘Yo quiero seguir trabajando, Sr. Carlos’. No te preocupes, así será. Las finanzas de los negocios culinarios respiran del día a día, se alimentan de las compras que hacen los clientes y se alegran .con las aglomeraciones. Todo eso se había cortado. El 16 de marzo, luego de un raudo análisis financiero, notamos que difícilmente el negocio se iba a sostener con 2 semanas sin ingresos. Ese mismo día diseñamos la primera campaña de preventa en Lima: ‘Las Empanadas del Futuro’. Los clientes, ustedes, podían comprar nuestros productos y reclamarlos finalizada la restricción. En poco tiempo vimos cómo esa publicación se viralizó, se compartió y nuestras cuentas empezaron a recibir depósitos de anónimos solidarios. ‘No los veremos caer’, leí conmovido. Todos esos ingresos fueron destinados a los sueldos de nuestros empleados. Ninguno dejó de percibir ingresos en los 2 meses y medio que estuvimos cerrados. Ninguno fue suspendido, despedido, ni otro similar. Cumplida nuestra responsabilidad hacia nuestro activo más valioso, vimos cómo todo alrededor se desmoronaba: los egresos continuaron, costos fijos apabullantes, nulas posibilidades de negociación, proveedores insistentes, clientes cancelando eventos, tocando retirada, quebrando. Nosotros empezamos a diseñar nuevos productos, desarrollar nuevos canales y crear nuevas unidades de negocio, cedimos todo menos el tiempo. Reactivados ya, triplicamos las líneas de productos, tentamos nuevos mercados, empezamos a reinventarlo todo. Hoy la recuperación del sector es lenta, pero no nos detenemos. El isotipo de nuestro logo es un horizonte hacia el sol, justamente porque nos recuerda que somos infatigables. En algún momento pensé que el 2020 ya no va a ser nuestro año, me equivoqué.

Reinventados con una gran sonrisa bajo la mascarilla.

Abrazamos el 2020 porque nos demostró que nuestro propósito tiene a muchas personas que lo sostienen. El 2020 testeó nuestra coherencia y reafirmó nuestro compromiso hacia lo que más amamos: ser una plataforma de oportunidades para personas con discapacidad. El 2020 nos obligó a desarrollar nuevas cosas en tiempo récord, lo que antes nos tomaba meses, ahora se hace en días. El 2020 nos permitió ver, nuevamente, que nuestro personal es leal, productivo, incansable y comprometido. Y el 2020 no les fallamos. Solo puedo celebrar estos 8 años agradeciéndole a cada uno de esos 8 años por habernos entrenado para la resiliencia, la misma que hoy nos mantiene de pie, junto a ustedes… y gracias a ustedes.

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